martes, julio 31, 2007

Circo del Sol


Recuerdo que cuando era pequeña odiaba ir al circo. Mis padres me llevaban pensando que me hacían la niña más feliz del mundo; ellos suponían que lloraba porque estaba cansada…. Nada más lejos de la realidad. Odiaba a los payasos, me parecían seres absurdos con esa nariz, ese maquillaje, sus zapatos enormes… Mientras al resto de niños les provocaban unas tremendas carcajadas a mi me enfadaban como no conseguía hacerlo ninguna otra cosa.
Tampoco me gustaba el olor a algodón de azúcar mezclado con la caca de las jaulas de vete tu a saber que león o que mono, al cual disfrazaban para sacarte la foto con él.
Los malabaristas que jugaban con pelotas y mazas me aburrían tremendamente… En fín…los días de circo eran un desastre hasta ayer, que algo cambió. Entré en El Circo del Sol y disfruté de ese espectáculo como lo hubiera tenido que hacer cuando era pequeña… Fui tan feliz mientras estaba viendo todo aquello que quien estaba sentada realmente en aquella butaca era una niña de 5 años.

miércoles, julio 25, 2007

...


"...Esa noche todos bailaban por las calles como peonzas enloquecidas, y yo vacilaba tras ellos como he estado haciendo toda mi vida mientras sigo a la gente que me interesa, porque la única gente que me interesa es la que está loca, la gente que está loca por vivir, loca por hablar, loca por salvarse, con ganas de todo al mismo tiempo, la gente que nunca bosteza ni habla de lugares comunes, sino que arde, arde como fabulosos cohetes amarillos explotando igual que arañas entre las estrellas ..."

domingo, julio 22, 2007

Bofetadas de verdades


- ¿Hola?
- ...........
- ¿Quién llama?
- Soy yo...
- Creia que habiamos acordado no llamarnos
- Ya pero necesitaba hablar contigo
- Lo sé, yo también te he echado de menos.
- ¿Vas a esperarme despierto?
- No, hoy no estoy solo.

miércoles, julio 18, 2007

Más yo

A veces me canso de vivir en un mundo de "zapatitos de charol", pero afortunadamente, en esas ocasiones tengo una mano que me ayuda a bajar de esos tacones y me lleva descalza a pisar la hierba y la arena. Camino con unos vaqueros deshilachados que me ponía cuando estaba en la Universidad y una camiseta que tiene dos agujeritos en la espalda y ya no se sabe muy bien de que color fue en su origen. Puede que en esos momentos sea más yo que nunca.

viernes, julio 13, 2007

Arte

Tomábamos algo en un local del centro con paredes repletas de cuadros raros de nuevas promesas a precios indecentes.
Él contaba anécdotas sobre su vida en Chester y yo estaba que ni me lo creía. Hacía un esfuerzo sobrehumano por no perderme en la explicación, pero mientras aquel “dios griego” hablaba sin parar yo me sorprendía con eso de tener ante mí a la única persona que conozco que no hace ni un solo gesto que le afee las facciones.
Para mis adentros, no me sentía a la altura de esa perfección de la que él no parecía ser consciente por una cuestión de sincera modestia.
Quería tocarle la cara y las rodillas; siempre me habían gustado. Quería meter mi nariz en su cuello y quedarme allí para siempre. Quería, sobre todo, decirle todo eso de la cara, las rodillas y el cuello antes de que saliéramos del bar y nos despidiéramos a la altura de su coche.
Claro que, como no me atreví con lo de la confesión, él apuró su cerveza y yo empecé a morderme compulsivamente el cuello del jersey. El único camarero del pub abandonó en ese punto el interés por las historias previsiblemente fallidas y cogió un periódico. Eso me molestó porque daba a entender claramente que la batalla estaba perdida.
Cuando salimos a la calle él se metió las manos en los bolsillos mientras yo me atragantaba con un hilo de lana que llevaba masticando desde que se acabó la conversación. Creo que para cuando paré de toser, unos cinco minutos de ridículo, él ya había cambiado de opinión. Ahora pienso que a lo mejor -- sólo a lo mejor, digo-- si hubiera reprimido esa mala costumbre de meterme cualquier cosa en la boca él me lo habría dicho antes de subir la ventanilla y poner el coche en marcha.

domingo, julio 08, 2007

Mirador de la Providencia un domingo

Nunca me sentí tan cerca de mi sitio como cuando estuve tan lejos. Ahora vuelvo a sentarme donde me sentaba hace años y las cosas han cambiado. Quizás no sean los lugares los que cambian sino nosotros mismos y mucho más de lo que pudiera parecernos…

domingo, julio 01, 2007

Somos animales

He comprobado durante ya algún tiempo que el ser humano tiene un espejo en cada animal.
Hay personas AVESTRUZ, que huyen del compromiso.
Personas ZORRO, que aguardan en la sombra para atacar.
Personas BUITRE, que sobrevuelan las desgracias ajenas para llenarse el estómago y luego esbozar una sonrisa.
Personas PERRO, que hacen de la fidelidad una trinchera inexpugnable.
Personas RATA, que se alimentan de la basura ajena.
Personas CABALLO, que soportan con estoicismo cuanta carga les ponen en el lomo.
Personas ÁGUILA, que vuelan solas y aman la libertad por encima de todo. Personas GORRIÓN, abundantes y en estado de de fragilidad permanente. Personas CONEJO, siempre en el punto de mira de los cazadores de sueños. Personas ELEFANTE, destinadas a aplastar todo lo que encuentran a su paso y lo peor es que no se dan cuenta.
Personas TORTUGA, que saborean lentamente los vértigos de la vida.
Personas GATO, difíciles de conquistar pero luego fáciles de contentar.
Personas TIGRE, bellas a la par que peligrosas; nunca puedo fiarme del todo.
Personas GAVIOTA, gráciles por fuera, crueles por dentro.
Personas SERPIENTE, silenciosas y venenosas.
Personas JIRAFA, con la cabeza en las nubes pero los pies en el suelo.
Personas GALLINA, que lo dan casi todo a cambio de casi nada.
Personas CERDO, condenadas a morir por el interés de otros.
Personas MONO, que imitan a los demás y siempre se van por las ramas.
Personas VACA, siempre indiferentes y resignadas a su destino rumiante.
Y personas TORO, que embisten siempre, que nunca dejan de embestir aún sabiendo que no van a vencer.