martes, septiembre 11, 2007

Mi bici rosa


La primera vez que me enamoré (o que creía que me enamoraba...) tenía nueve años y una bici de color rosa... Era lo que más quería en la vida y hoy por hoy vendería esa bici y hasta mi propia alma para que Sergio me siguiera subvencionando religiosamente medio gramo cada viernes, para sumergirme después en su orgía de amor, mucho o poco seguro, porque desde que tengo uso de razón y de la píldora, ha dejado un poco de preocuparme. El día que conocí a Sergio no me había planteado aún si el amor existía. Hoy solo puedo decir que ni él, ni Sabina, ni todos los dioses del mundo me han sacado de la duda. Sergio llegó una tarde así porque si y me cubrió de ese encanto con el que los jóvenes bohemios nos contagian. En ese mismo día, mientras corríamos tras lagartijas, decidimos no casarnos. Hoy cumplo 39 años y llevo tres horas sentada en la barra de este bar, esperando que "otro" Sergio entre por la puerta y me cubra de ese "amor" que promulga Benedetti. Sergio acaba de aparecer en la puerta, (el Sergio de siempre) y se abre paso hacia mí sorteando a todos los niños pijos que no paran de moverse en una especie de baile sin desenfreno. Sergio insiste en llevarme a casa. Me dice que ya esta bien por hoy... y como decirle que no a esa carita de niño. Probablemente, mañana amanezca con un dolor de cabeza insoportable y cuando vaya en busca de alguna pastilla, me lo encontraré en la cocina, preparándome un zumo de naranja, porque, otra vez, se habrá quedado a dormir en el sofá, como viene siendo costumbre últimamente. Mi bici rosa, seguramente ya esta carcomida por la herrumbre, como Sergio y yo, como nosotros. Hoy cumplo 39 años y llevo cinco horas sentada en la barra de este bar, esperando que Sergio por fin decida besarme y volvamos a fingir que seguimos siendo niños y le diga que le quiero y volvamos a besarnos.

17 Comments:

Blogger Elocuente said...

Estremecedora realidad. Dura y llena de sensibilidad a la vez. Si no te importa me pasaré de vez en cuando por aquí...

2:40 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

A todos se nos pudre la bici que tanto amábamos, amistades, amor... todo se oxida...
Pero por algo se inventó el 3 en 1!

4:13 p. m.  
Blogger Pablo said...

Siempre es bueno mirar hacia atras y que en nuestra cara figure una leve sonrisa, o porque no, una gran carcajada al recordar esa infacia.
Un fuerte abrazo

8:12 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Yo creo que el amor no existe, es sólo una imaginación y, como tal, cuando se hace realidad, acaba por desaparecer.

"Hasta que aquella bici de mi niñez se fue quedando sin frenos..."

Besos a pedales.

Postdata: me gusta que te hayas fijado en el premeditado detalle de los calcetines.

10:01 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Las bicicletas rosas no crecen...
Y nosotros nos empeñamos en que crezcan con nosotros.
La culpa de todo la tienen las bicicletas rosas, por no poder crecer.

Besos

PD: Tu bici me puso triste. Y me encantó que lo hiciese.

10:11 p. m.  
Blogger LA CARICATURA EXISTENCIALISTA said...

seguir siendo como un niño! eso es lo que más le gusta a Tito!

Saludos!

4:33 a. m.  
Blogger Dr.Mikel said...

Las bicicletas rosas ya no se llevan, ahora existen en el mercado unas nuevas con unos componentes a base de titanio y fibra de vidrio que ofrecen unas prestaciones increibles.
A Sergio tambien lo debes reponer por otro que aunque no sepa hacer zumos de naranja sea capaz de removerte las hormonas y dormir en tu misma cama.
Los 39 ya no volveran, todavia estas a tiempo.

7:14 a. m.  
Blogger Carlos Añejo said...

A los 39 años uno no debe hacer mucho caso a Benedetti... al menos cuando habla de amor.

7:00 p. m.  
Blogger DémoNan said...

Una bici rosa siempre es una bici rosa y nada se le puede comparar. La mía era azul celeste y todavía la tengo, pero sí, si yo tuviese un Sergio en mi vida quizá también la vendería.... no sé... jejeje voy a vivir con la duda por ahora :-)

11:04 a. m.  
Blogger MeTis said...

y crees que valdria la pena cambiar la bici por cualqier sergio que apareciese? la bici seguro que nunca te defraudaria (a menos que se pinchara claro)

besossss

1:20 p. m.  
Blogger KAMELAS said...

Otra de tus multiples personalidades ??

Joder .. LENA .. nunca dejaras de sorprenderme ..

Un besazo

2:30 p. m.  
Blogger Onee-chan said...

las palabras son pocas, los caminos tambien, buscando entre signos y señales divinas que me llevaran a un poema escondido entre las lineas de mi libro descubri tus palabras encantadas por la maravilla del silencio y el susurro del sonido que escapa de aquellos bafles viejos... te encontre ahora, tu me quieres encontrar?

4:40 p. m.  
Blogger Mamá de V said...

Me encanta como cuentas... Una história dura pero intensa! (y que seguro que no se aleja demasiado de muchas realidades). Voy a darme una vuelta por tu rincón :)

10:47 a. m.  
Blogger Ale Halich y Claudio Lo Iacona said...

Hola Lena, no sé si es verdad o no. Pero lo que he leido está muy bueno.
Si de una realidad se tratase, bien por tus 39 años. Y te deseo con todo cariño que sean llenos de amor y felicidad.
Y esa bici rosa y oxidada, tal vez sea más que eso, tal vez sea más importante el oxido, que un simple rosa. Quizas ese color ya cubierto de oxido se cubrio porque uno asi lo quizo. No sé.
Creo que ese rosa representa nuestro ideal, pero para que siga rosa hay que pintarlo muy frecuentemente. Y ese oxido cruel pesa con todo nuestro desgaste y experiencia. Pero siempre la que decide sobre que bici recorrer el camino, vas a ser vos. Si deseas con Sergio, poner en estado tu bici vieja y salir a andar. O adquirir una nueva y cuidarla para que el tiempo no la oxide.
De todas formas te deseo lo mejor.
Te mando un beso grande
Claudio

Pd: y si esta historia, es una pequeña ficción, esta muy buena. Porque te trasporta por muchos sentidos, casi como una bicicleta vieja.

3:47 p. m.  
Blogger Auryn said...

- Todas las personas mayores han sido niños (aunque pocas lo recuerdan).
- El tiempo que dedicaste a tu rosa, es lo que hace que ella sea tan importante para ti.

... ya no sigo más ...

Excelente entrada.
Un saludo

3:20 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Ya volví de Galicia!! Me ha llamado poderosamente la atención la impactante realidad que has descrito, mezcla de deseos, sexo y amor. Te imaginaba distinta :)

Muchos besos,
Luis

11:26 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

La puta madre, me hiciste llorar! podés creer que mi sergio también se llama sergio? y es quien me consuela cuando lloro por él o porque no hay otro como él y me dice que me quede a dormir en su casa para no viajar sola tan tarde... si total tiene una cama de más...

1:28 a. m.  

Publicar un comentario

<< Home